La plata en sus diversas formas ha sido frecuente desde la antigüedad para tratar infecciones y todo tipo de enfermedades. Así, los fenicios ya utilizaban recipientes de este material para almacenar agua y vino. Todo esto se debe a las propiedades bactericidas de los iones de plata (Ag+), los cuales son capaces de matar bacterias a concentraciones suficientemente elevadas.